lunes, 9 de noviembre de 2009

A vueltas con la educación

Se está hablando bastante en los últimos días del sistema educativo en España. Políticos, profesores e intelectuales protestan acerca de la situación en las escuelas. Las principales quejas, sobretodo con respecto a los alumnos de colegios e institutos, es que éstos no se esfuerzan, no se saben comportar o no respetan al profesorado.
Estoy de acuerdo en que todo ello merece ser criticado, sin embargo el debate resulta demasiado sesgado para que dé frutos significativos y útiles para la mayoría. Quizá por querer apoyar la educación pública y mostrar solidaridad con los profesores, apenas se oyen críticas serias basadas en un análisis que permita mejorar el sistema. No se comenta que en la educación universitaria el control de calidad brilla por su ausencia y nadie parece ver nada raro en que aunque el gobierno haya permitido un sistema paralelo de universidades privadas, algunos organismos oficiales no se cortan a la hora de sugerir que para asegurarse un empleo más alumnos de secundaria deberían considerar la formación profesional.
Tampoco se oye el punto de vista de los alumnos, sobretodo de los más jóvenes. Lo cierto es que el actual sistema los deja muy indefensos. Si existe algún tipo de inspección en los centros, la mayoría de las familias no conoce en qué consiste o cuándo se hacen. ¿Por qué no iniciar un sistema transparente donde todo el mundo pueda leer en internet los resultados de las inspecciones realizadas a las escuelas? En Inglaterra, por ejemplo, estas inspecciones obligatorias valoran entre otras cosas la calidad de la enseñanza y el desarrollo personal y bienestar del alumno. En España el sistema permite que muchos docentes deambulen de un centro a otro hasta que aprueben una oposición mientras otros menos competentes tienen un puesto fijo por haber aprobado un examen. ¿Contribuye esto a la calidad de la enseñanza?
Muchos de los artículos publicados en los últimos meses critican la actitud agresiva de algunos alumnos y padres y el miedo de los profesores. Sin duda ocurren incidentes que no deben tolerarse pero existe otro tipo de abuso, más insidioso y yo diría que igual de dañino. Es el miedo que fomentan algunos profesores entre sus alumnos, que saben que reclamar acerca de cualquier injusticia puede hacer que sus notas bajen inexplicablemente y no puedan llegar a estudiar lo que quieren. Esto desaparecería si hubiera un tribunal examinador central, donde profesores ajenos a los centros puntuaran los exámenes. En este ambiente que ya fomenta docilidad y obediencia la Comunidad de Madrid plantea otorgar a los maestros rango de autoridad pública. En lugar de tomar medidas para tratar episodios concretos de violencia se fomenta la mano dura que facilita el abuso de poder y allana el camino para hacer aceptables en un futuro cosas que no lo son, como por ejemplo, unas condiciones de trabajo nefastas.
El hecho de que no se aplique en los colegios privados indica que si te puedes permitir pagar las cuotas, las normas son más laxas contigo. Una razón más para que ciertas personas se sientan por encima de la ley en su edad adulta y otras acepten este comportamiento como normal en alguien de una “clase” más alta que la suya.